El Domingo de Ramos se puede definir así, "Mañana de Palmas y tarde-noche de incienso y alpargatas".
Hemos visto por nuestras calles las palmas, los chiquillos con sus golosinas colgadas en sus elaboradas palamas, la "burrica" salir por la puerta de San Cayetano y esto ya nos ha preparado para lo que venía por la tarde.
La calle Doctor Palomar abarrotada de gentío, incluso alguna que otra mini pelea por ocupar un sitio privilegiado que permitiese ver a Jesús de la Humildad y María del Dulce Nombre pasar muy cerca, muy cerquita, casi rozando los balcones y recibir esa lluvia de petalos que entremezclan su olor a rosa con el olor a incienso y que al caer al suelo lo alfrombran para que los pies de los costaleros apenas rocen el suelo y lleven airosos a Jesús y a María por las calles de Zaragoza.
Así ha sido un año más y ¡¡¡que pena!!! ya ha pasado, este Domingo de Ramos que nos mete de lleno en la Semana Santa.
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