lunes, 29 de agosto de 2011

EN EL RECUERDO: Pregón de Semana Santa de 2005


Pregonero: D. Domingo Figueras Jariod


Excelentísimas autoridades de nuestra Ciudad de Zaragoza; representantes religiosos, políticos; Presidente y miembros de la Junta Coordinadora; Hermanos Mayores, Decanos, Rectores y Presidentes; amigos, conciudadanos y hermanos todos.






Primeramente, auto felicitarnos todos los padres en este día tan señalado y de forma muy especial a todos los Josés, Josefas, Pepes y Pepas de nuestras cofradías.

Mención especial haré a la Cofradía de Nuestro Señor en la Oración en el Huerto, organizadora de este Pregón, que ha tenido la deferencia de avalarme como Pregonero de la Semana Santa y a las autoridades Eclesiásticas y Junta Coordinadora que me han aceptado como tal.

Esta Cofradía, que nace en la tierra, me ha dado la oportunidad de dirigir la palabra a mis hermanos cofrades para anunciar el comienzo de la Semana de Pasión, la última semana de Cristo hecho Hombre en la Tierra; la que año tras año los cristianos de todo el mundo rememoramos, y la que este año, yo personalmente, nunca podré olvidar.

Pido humildemente perdón a todos los reunidos, no estoy a la altura de pregoneros anteriores, ruego vuestra compresión.

Paso a hablar de “mi” Semana Santa.

Las Cofradías, Hermandades y Congregaciones no solo se esfuerzan y sacrifican en la Semana Santa, aunque a alguien le pueda parecer lo contrario. Realizan servicios sociales y obras de caridad, gestionan becas para estudiantes, servicios médicos para indigentes, pisos de acogida, liberación de reos, campañas de alimentos, de ropa, recogida de cadáveres y otras varias.

En estas actividades somos “menos conocidos” por el gran público, que por los tambores que sonarán con fuerza a partir de hoy.

Sin embargo, debo pedir a las personas que ocupan organismos oficiales y medios de comunicación de todo tipo, que extremen su preocupación y atención hacia nosotros. Por lo que somos, por lo que representamos, porque hacemos Camino al Señor y nos acercamos a Él con amor y cariño.

Semana Santa de Zaragoza, “Mi” Semana Santa, “nuestra” Semana Santa. La eterna y gran desconocida; aun habiendo sido declarada Fiesta de Interes Turístico Nacional, sigue siendo poca la propaganda que se le da dentro y fuera de nuestra ciudad.

Estamos en puertas de dos acontecimientos de gran importancia, que como cristianos y cofrades no debemos olvidar; aquí, en esta Plaza que nos acoge y bajo la advocación del Pilar.

En Mayo de éste año celebraremos el CENTENARIO de la Coronación de la Virgen, bajo cuyo manto nos amparamos todos, y esta nuestra ciudad, será Sede del V CONGRESO de Cofradías a celebrar en el año 2006.
Mas o menos 50 procesiones en siete días. El Viernes Santo en el Santo Entierro, saldrán a la calle 34 carrozas, 8 peanas y un conjunto de personas cercano a los quince mil.

Cajal, Goya, Buñuel y sus tambores del Bajo Aragón, entre otras muchisimas personas ilustres, hicieron la historia de nuestra ciudad; como nosotros la haremos este año, ciudadanos anónimos, con su tercerol o capirote, con su bombo, tambor u otros instrumentos, con su vela encendida, con su mantilla, o en respetuoso silencio, acompañando a sus imágenes por las calles de nuestra Zaragoza.

En esta representación de los últimos día de Cristo que anuncio veremos todos los momentos de Su Pasión.

La Entrada en Jerusalén, cofradía colegial y alegre con sus carracas.
La Sagrada Eucaristía, cofradía papal y pionera en el costal.
La Oración en el Huerto, formada por hombres recios, hombres de la tierra.
El Prendimiento, seriedad escolapia.
La Humildad, color especial del sur.
La Columna, rojo de sangre y Pasión.
La Coronación, obreros católicos de Fuenclara.
La Humillación, juventud y progreso.
El Ecce-Homo, sonido ancestral y del Arrabal.
Los Nazarenos, antigüedad y evolución.
El Calvario, camino de dolor.
La Verónica, servicial y comprometida.
La Llegada, amable y vinculada al Barrio Oliver.
La Exaltación, aires castellanos y disciplinados.
Las Siete Palabras, verde esperanza y TAMBOR con mayúsculas.
El Silencio, sinónimo de San Pablo y El Gancho.
La Crucifixión, franciscanos austeros y emprendedores.
El Descendimiento, colegiales jesuitas y devotos de María.
La Piedad, los del Boteron y sus Saetas.
Las Esclavas, como lo fue María, servidoras de Cristo.
La Dolorosa, seriedad y austeridad.
La Sangre de Cristo, muerte del Redentor.
La Resurrección, alegría, vida y esperanza.

Muchos se acercarán a vernos, a unos les gustaran las imágenes, a otros el sonido de nuestros tambores e instrumentos, pero los que en ella participamos lo hacemos con emoción, con cariño, con devoción.

Haciéndo de nuestras calles templos vivos, como se merece la representación de este acto de fe.

Son complejos y polémicos los preparativos de estos días; nuestros tambores, pilar base de la moderna Semana Santa; su magistral sonido, que tanto llama la atención a cuantos forasteros se acercan a contemplarlos, se ven obligados a ensayar bajo los puentes, en parques alejados, en descampados y polígonos, con frío y lluvia, cargando los instrumentos de aquí para allá. Los mayores y pequeños sufrimos un exilio al que nos resignamos con sacrificio personal y familiar.

Hay quien piensa y dice que esta “Semana” de dolor es folklore y yo desde aquí me permito decirles que están complemente equivocados. Los ecos de los parches de los timbales, bombos y tambores, los gritos de cornetas y trompetas, la sobriedad de los repiques de matracas y carracas, son, sin duda alguna, la oración respetuosa de todos los cofrades a Cristo Nuestro Señor.

Por esa misma oración de estos días, quiero insistir a todos los hermanos que nos afanamos en que todo salga bien, en que nuestro “Paso” sea el mas cuidado y nuestras secciones las más numerosas, que después de estos siete días no recojamos nuestro hábito en espera del año próximo.

Debemos realizar hermandad desde dentro y durante todo el año, desterrando las críticas destructivas, rencillas y odios, ir todos a una si queremos que crezca “nuestra” Semana Santa.

Pocos en proporción son los que se ven en reuniones preparatorias, en encuentros o en actos particulares de cada cofradía, y los pocos, por desgracia, siempre los mismos.

Dice un refrán a aquellos que hablan y no hacen: “no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver” y puntualizaba el gran periodista Doñate en su artículo ( El avispero): “El personal pasa mejores ratos en el parapeto de la crítica, que en la avanzadilla del pensamiento, de las ideas y de la acción”.

No quiero hacer un pregón protesta, he pretendido expresar lo que para mí y para muchos representa “nuestra” Semana Santa. A lo mejor no es la que tiene las imágenes y los pasos de mayor valor artístico, a lo mejor en otros sitios salen muchos mas nazarenos, a lo mejor allí cantan mas Saetas; pero aquí y ahora, para mí y para todos nosotros, esta, la de nuestra Zaragoza, es la mejor de todas.

Para finalizar, un pequeño homenaje a mi Hermandad y a todos esos cofrades, que fueron vida de nuestra Semana Santa y que también tienen algo que ver con que yo este aquí, tales como: José Mª García Belenguer, Jesús Peralta, Ramón Cases, Juan de Padura, Michel Velilla, Pablo Lou, Florencio Ferrandez, Arturo Traid, Julián Casas, Ricardo López Lera, Mª Teresa Alhambra, Juan Luis Jimenez Gardeta, Felix Gay, Adela González y tantos otros que hoy no están aquí, pues se hallan gozando de la Gloria del Padre, voy a leeros un poema que escribió un gran cofrade y amigo, que me estará oyendo junto a su Virgen de la Piedad, y que relata la angustia y soledad de Cristo.

Dice así:

¡OH CRISTO MUERTO¡
NO SIEMBRES MI ALMA DE DESESPERANZA
EN ESA LOSA FRIA
TU CUERPO DESCANSA.
POR TU PASION Y MUERTE
SALVASTE NUESTRAS ALMAS
PERO HOY, INMOVIL, YERTO
NUESTRAS PENAS DESATAS.
TUS OJOS ENTREABIERTOS
TUS MANOS POR LOS CLAVOS SEÑALADAS
CUBRE TU CUERPO ENSANGRANTADO
LARGA SABANA BLANCA
EVOCAN LOS FIELES CON SUS REZOS
TU PASION CRUEL Y DESGARRADA
Y AHORA ESTAS MUERTO Y SOLITARIO
MI CRISTO DE LA CAMA.

COFRADES:

Solo soy un cofrade zaragozano, a veces de apariencia adusta, que en muchas veces os abre y cierra las puertas de nuestro San Cayetano. Un cofrade que con cariño y sinceridad, os acaba de abrir las puertas de su corazón y que desde aquí os dice:

“ Dios bendiga a quien aun pudiendo criticar, guarda silencio.”

¡¡¡¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!!!!




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