Alguien se acuerda de "Pasión por Zaragoza", no, no era una página web ni ningún portal cofrade, sino que fué el resultado del empeño de tres personas para dar a conocer su visión de la Semana Santa de Zaragoza.
Hoy, que a unos pocos días de que de comienzo ese periodo que nos preparará para la Semana Santa, ya empiezan a organizarse exposiciones, y actos que cubrirán toda la pre-cuaresma y la Cuaresma enseñándonos lo que es la Semana Santa de Zaragoza, abriéndonos los sentidos y preparándonos para recibirla con los brazos abiertos, hoy, quiero recordar esa exposición de fotografía que "tres incansables perseguidores de nuestras cofradías", como los definiría el gran Carlos Pardos en su discurso de presentación de la exposición, habían conseguido organizar tras muchas reuniones, mucho trabajo y mucho esfuerzo contando con la inestimable colaboración de la hoy casi desaparecida CAI.
En aquel momento, salvo estos tres "locos" y el incombustible Fernando Pinilla, que ya habían protagonizado con sus fotografías el libro "Luz de Primavera" a finales de 2007, el elenco de fotógrafos semanasanteros no daba para mas. Fue una exposición, única en ese momento, podemos decir con orgullo que fue la primera que presentó fotografías de la Semana Santa de Zaragoza a gran formato, a color y en la que tuvieron cabida todas las Cofradías que componían la Semana Santa de la ciudad.
Por todo ello, y para conocimiento de todos aquellos que han aterrizado en nuestra Semana Santa con posterioridad a ese acontecimiento, hemos querido traerla a esta ventana para mostrar una vez más la que posiblemente fuera la pionera en cuanto a lo que se presentaba, como se presentaba y donde se presentaba, pues el acto de inauguración, gozó con la presencia en vivo de Banda de Música, y la asistencia de importantes personalidades del momento así como una impresionante asistencia de público entre el que se contó con Hermanos Mayores y miembros de la Junta Coordinadora. Luego, tuvimos noticias, que había sido la exposición que había alcanzado hasta entonces, el mayor número de visitantes de las que se habían organizado en el Centro Joaquín Roncal.
Evidentemente, son cosas dignas de recordar, ahora que los tiempos van cambiando y evolucionando tanto.
Para terminar, añadiremos el texto del discurso pronunciado por Carlos Pardos en el acto de inauguración y una selección de fotografías de la exposición.
"... Hasta
hace no muchos años, quizá deberíamos remontarnos no más de una década, las
únicas convocatorias que precedían a cada Semana Santa eran las misas, vía
crucis y capítulos de cada cofradía y esperábamos la llegada de los concursos
de tambores que eran los únicos actos en los que nos podíamos reencontrar con
las caras conocidas que rememorábamos de pasadas Semanas Santas.
Hoy
en día, afortunadamente, el panorama ha cambiado completamente y desde el
Miércoles de Ceniza, e incluso antes, se suceden las convocatorias del más
diverso carácter, promovidas por cofradías, la Junta Coordinadora o las
diferentes asociaciones que han conformado un amplio y completo programa.
Dentro del de este año, destaca con luz propia la exposición fotográfica que
hoy presentamos que es fruto de la inquietud de sus propios autores que se
añaden a los promovedores habituales de actividades.
Creo
que estos amigos necesitan poca presentación, Óscar Puigdevall, Jorge Sesé y
Tomás Vela son tres de nuestros fotógrafos de la Semana Santa, tres de los
incansables perseguidores de nuestras cofradías, día tras día y calle tras
calle. Una actividad que no sólo desarrollan durante esos nueve días soñados
sino durante todo el año en cualquier acto o convocatoria que se programa. No
tengo que repetir aquí, pues ya lo he hecho en otras ocasiones públicamente, mi
admiración y mi respeto por su trabajo. La calidad del material promocional y
de las publicaciones que se realizan en torno a nuestra Semana Santa sería
inalcanzable sin su generosidad y su trabajo. Sus instantáneas ilustran
carteles, programas, folletos, libros, páginas web...
El
poder de evocación de las imágenes que captan nos hacen revivir, una y otra vez
emociones pasadas. Y os puedo poner un ejemplo: Cuántos cofrades llevan en su
cartera, cerca del corazón, un trocito de cartulina con la cara de su Cristo o
de su Virgen, una cara que ellos atraparon y congelaron, y que, con sólo
mirarla, otorga el consuelo, las respuesta pedida o la dulce serenidad que
viene de aferrarse a lo que nunca falla.
Sé la ilusión con que han afrontado la preparación de
esta exposición conjunta, que han podido llevar a cabo gracias al patrocinio de
Caja Inmaculada que no sólo ha cedido sus locales sino que ha financiado su preparación
y montaje. Sé de su ilusión porque me la han transmitido desde que era sólo un
proyecto hasta que se convirtió en una gozosa realidad. Creo, que su
satisfacción es mayor porque, en esta ocasión, son ellos los que ofrecen su
trabajo a la contemplación de una manera pura y simple sin ninguna
manipulación. En la mayoría de las ocasiones, cada vez que ceden una de sus
fotografías, imagino que deben experimentar lo mismo que los padres cuando ven
que sus hijos comienzan a andar solos y dejan de tener el control sobre ellos.
Pocas veces tienen, como sucede en esta exposición, la responsabilidad absoluta
sobre su trabajo y esto, entiendo que debe ser especialmente satisfactorio.
No
es ésta la primera exposición fotográfica sobre Semana Santa que podemos contemplar
en nuestra ciudad, pero sí es absolutamente novedoso el uso de grandes formatos
como los que vamos a contemplar, unos formatos posibles gracias al uso de las
más modernas técnicas de reproducción.
Les advierto de la impresión que van a recibir al contemplar estas imágenes tan
bellas, puro sentimiento cofrade congelado, en unos tamaños espectaculares que
nos permiten disfrutar de ellas sin que nada nos perturbe de su visión, ni
siquiera un sencillo marco. Visión pura y desnuda de lo que acontece en
nuestras calles.
Y
es que, es eso, lo que sucede en nuestras calles, lo que nos han querido
transmitir en las imágenes que han elegido, ya sugerido por un expresivo título
“Pasión por Zaragoza” un título, lo tengo que decir, ya tenía yo en mente desde
hace tiempo como muy válido para algún proyecto pero que a partir de hoy ya
queda ligado a esta exposición.
Una
magnífica elección de título porque nos habla de pasión y de amor por la ciudad
que vivimos cada día del año, pero que se renueva ante nuestros ojos bajo la
luz de los primeros días de la primavera. Amor apasionado por una ciudad es el
que destilan las imágenes, ya que, el artista sólo cuando retrata algo que ama
puede expresarse con tanta sensibilidad.
Pero
también este título nos sugiere, como de hecho lo es, que nos vamos a encontrar
ante la Pasión de Cristo por las calles de Zaragoza. La vieja Cesaraugusta
reclama con orgullo su pasado milenario y asume por una semana su papel de
Quinto Evangelista y nos ofrece cada
primera luna llena de Primavera la Pasión según Zaragoza.
Y
ese evangelio, que no es apócrifo sino auténtico, y bien auténtico pues sale
del propio corazón, es el que Tomás, Jorge y Óscar nos presentan hoy. Ellos nos
desvelan con sus imágenes lo que todos los cofrades de Zaragoza sabemos: Que
Cristo no entra en Jerusalén una mañana de domingo por la Puerta Dorada de la
muralla por la que debía entrar el Mesías, sino que entra triunfalmente por la
Plaza de San Bruno y desaparece de nuestra vista al ritmo de una calandina
tocada con el corazón. Y que el golpe de látigo del cruel verdugo no restalla
en el patio del Pretorio sino que comienza a oírse en la iglesia de Santiago. O
que la calle Dormer es calle de la Amargura cuando una Madre del Dolor, estela
de negro y plata, busca desesperada a su hijo contemplada por una luna que
envidia pasmada su belleza.
Y
así podría seguir, que todos sabemos que el huerto de Getsemaní está en el
Portillo, Jesús es Nazareno en San Miguel, una madre sostiene a su hijo yerto
en San Nicolás y Cristo exhala el postrer suspiro cuando sus hijos tiran en
silencio de las sogas que le alzan a la plaza de San Pablo.
Todo
eso y mucho más vamos a contemplar, una Semana Santa que se hace grande al
recorrer una ciudad que hacia ella se vuelca y una ciudad que se hace más
grande al albergar tanto estremecimiento, tanto redoble emocionado y tanto
suspiro entrecortado bajo la tela de un capirote o un tercerol.
No
os quiero cansar más, descubriréis vosotros mismos mil matices al contemplar
esta exposición, espero que mis palabras hayan servido para aumentar vuestra
curiosidad, os hayan dado ojos de niño, ávidos por descubrir y maravillarse de
lo que ven..."
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