
Caras conocidas de otros años, encuentros con compañeros a los que hacía casi un año no se veía se entremezclaba con el olor a ese último pitillo antes de entrar bajo la trabajadera con las caras de nerviosismo de esos nuevos costaleros que hoy iban a pasar su primera prueba. Hoy muchos, como decimos, y realmente han sido muchos, se ponían el costal por vez primera y también por vez primera iban a entrar en la oscuridad que resulta debajo del paso, dentro de esa atmósfera con olor a emoción y al sudor que produce el aplomo de esas decenas de kilos sobre la morcilla del costal.
La prueba ha sido satisfactoria y ya mañana, amanecerá ese domingo 13 de Enero que si Dios quiere y el tiempo no lo impide nos traerá un nuevo ensayo de estos costaleros y también el primero de los que realizarán los costaleros de la Cofradía de la Institución de la Sagrada Eucaristía.
A todos ellos les deseamos que el Señor y la Virgen a los que sirven de pies en su caminar por las calles de Zaragoza les ayuden a soportar ese peso y a sentirse orgullosos de ser y representar lo que son y representan bajo esos maderos.
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