El acto, cuidadosamente organizado, fue nuevamente un remanso de paz, meditación y oración. Las estaciones fueron transcurriendo una tras otra, mientras el Cristo, portado por varios cofrades y custodiado por el incienso y la luz de las velas avanzaba por las naves de la Real Capilla de Santa Isabel.
En esta ocasión, la Cofradía "de los tambores", opto por otro tipo de acompañamiento musical, destacando el sonido de las dulzainas, el órgano interpretado majestuosamente por Nacho Navarro, los ministriles, las voces del coro y un suave y afortunado acompañamiento de timbala en alguna pieza de las interpretadas por el coro.
Como decimos anteriormente, un acto que llamaba a la oración y al recogimiento y que como cada año, nos enorgullecemos de que la Cofradía de las Siete Palabras nos abra sus puertas y nos permita asistir.
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