sábado, 25 de febrero de 2012

EN EL RECUERDO: I Pregón de la Juventud - 2010





Reproducimos el texto del 1º Pregón de la Juventud, organizado por el Grupo Joven "Ego Sum" de la Hermandad de Jesús de la Humildad y Ntra. Sra. del Dulce Nombre, que fué pronunciado por su Consiliario Javier Sánchez Fernandez, el 21 de Febrero de 2010.-






Ier PREGÓN DE LA JUVENTUD DE LA COFRADÍA DE LA HUMILDAD
En la Clausura del Solemne Quinario en honor de “Nuestro Señor Jesús de la Humildad”. Zaragoza, 21 de febrero de 2010




Querido Hermano Mayor, Luis Pellicer.
Queridos miembros de la Junta de Gobierno.
Queridos hermanos y hermanas cofrades.
Queridísimos integrantes del grupo joven “Ego Sum”.
Estimados representantes de la juventud cofrade zaragozana que hoy nos acompañáis:

MUCHA PAZ Y TODO BIEN!

 El Grupo Joven “Ego Sum”, entre sus actividades y proyectos para este curso cofrade, ha organizado este importante acto, como pórtico del Tiempo Litúrgico de la Cuaresma y preludio de la que es, sin duda, la Semana “Grande” de nuestra fe.
Acto importante no por la altura del pregonero (un simple cura no muy ortodoxo en sus formas) ni por la hondura de su prosa.
Importante por toda la ilusión, la voluntad y el esfuerzo que vosotros habéis puesto en ser “punta de lanza” y sacar adelante un acto del que no hay tradición en nuestra ciudad y con el que queréis animar a otros jóvenes cofrades a realizar en años venideros, enriqueciendo así el acervo cultural y religioso de la Semana Santa zaragozana.

El Pregón no es una simple declaración de intenciones como hermandad, sino un acto en el que se alude a la propia vida de hermandad de nuestra cofradía, a la juventud que forma parte de ella. Por supuesto, alude también a nuestros Titulares, y como no, a la “semana de pasión” que se nos acerca.
No imagináis el inmenso honor y la gran responsabilidad que han supuesto para mí el haber sido designado por vosotros como primer pregonero.
Esto de “romper el hielo”, si se me permite la expresión, espero que sirva para darle un toque de familiaridad, de recogimiento e intimidad a este acto. Pienso que cada pregonero debe dar su “toque” personal al Pregón y, ojalá, en años venideros, podamos disfrutar de lo que cada uno de ellos aporte a nuestra reflexión cristiana y cofrade, contando con la presencia de pregoneros más insignes, por su trayectoria y vivencia cofrade y una prosa mucha más rica, de las que yo –sinceramente- carezco.

Habéis querido que este pregón sea el broche final del Solemne Quinario en honor a nuestra imagen titular de Nuestro Señor Jesús de la Humildad y realizarlo  en este marco tan familiar: nuestra sede canónica, el convento de las Madres Agustinas, a las que tanto debemos por acogernos aquí y facilitar la cercanía de nuestras imágenes Titulares al culto de sus devotos. Aprovecho la ocasión para agradecer a la Madre Abadesa y resto de Hermanas, su disponibilidad y generosidad para atender las muchas demandas que, desde la Cofradía, son atendidas con solicitud y entrega.

El incienso, las saetas, la música y la inimitable luz de las velas adornan este acto con la solemnidad que merece.

En mi opinión, el Pregón es la expresión del sentimiento y la vivencia de la fe desde el punto de vista del Pregonero, que por eso mismo se convierte, sin pretenderlo, en portavoz de su propia conciencia y de su particular vivencia.

Y en este sentido, me vais a permitir que, en mi calidad de cantautor y de sacerdote, simultanee o intercale entre mis palabras, las letras de algunas de mis canciones, que son también otra manera de expresar mi fe, mi historia y  mis sentimientos y vivencias respecto a dos mundos  que, por suerte, tengo la oportunidad de conocer y vivir.
Me encomiendo –y os encomiendo a vosotros de manera muy especial- a la intercesión de san Juan Evangelista, Patrón de la Juventud Cofrade (vuestro Patrón), rogándole que mis palabras sean de provecho espiritual para todos y no se queden en simples palabras vacías:

Palabras vacías, sólo son palabras vacías.
Palabras vacías
si no las hago vida cada día.

Palabras al viento, sólo son palabras al viento.
Palabras al viento
que se dicen y se olvidan al momento.

Palabras de vida, sólo son palabras de vida.
Palabras de vida
en un mundo de odios y mentiras.

Palabras de vida, sólo son palabras de vida.
Palabras de vida
si luchan por la paz y la justicia.

Palabras sencillas, sólo son palabras sencillas.
Palabras sencillas
que quieren ser palabras de vida.

……………………………………

Desde que soy capaz de recordar, la Semana Santa ha sido para mí una historia de luces y de sombras; de alegría y tristeza; de olor a azahar e incienso y con una luminosidad especial...
De madrugadas trémulas iluminadas por brillantes estrellas y con un sutil airecillo nuevo y fresco, suficientes para despejar la mente y prepararla para comprender, asimilar y, por supuesto, vivir los misterios que en los días siguientes se iban a recordar y de los que, de una forma u otra, íbamos a formar parte activa.
¿Y por qué os hablo de luces y sombras, de alegrías y tristezas?
En la infancia y la juventud es muy difícil entender la Pasión y Muerte de Nuestro Señor, así como su Resurrección. No se está preparado, en esa etapa de la vida, para el sufrimiento, el dolor o la muerte.  ¡Cuánto sufrimiento ver los pasos imponentes, con sus crucificados sangrantes, los azotes y la coronación de espinas… ¡Y ver a la Madre detrás, llorando…! Cuánto drama al no entender ni saber descifrar el Misterio central de nuestra salvación.

Desde siempre me han impresionado las Hermandades de Penitencia. Me sobrecoge contemplar a Cristo, con su larga melena y esa dignidad en su porte, a pesar de los insultos, golpes y salivazos del populacho... Al salir del templo todo se queda a oscuras y los murmullos de las conversaciones van muriendo poco a poco. Los nazarenos que le acompañan rezan devotamente, portando en sus manos los cirios que abren paso e iluminan el camino del Justo injustamente condenado… mientras el paso anda, solemne, con el esfuerzo de los costaleros, invisible a los ojos pero patente en la firmeza del roce de las alpargatas sobre el duro adoquín. Se alternan, con las marchas procesionales de la banda de cornetas y tambores, silencios llenos de recogimiento… y, de vez en cuando y en momentos de sublime emoción, ese silencio se rompe con los vítores y aplausos de aquellas personas que agradecen así el esfuerzo de todos y cada uno de los componentes de la procesión.

La calle es, y ha sido siempre, testigo de muchas expresiones públicas que reivindican una serie de derechos o idiosincrasias de lo más variopinto: manifestaciones contra algo o a favor de algo; Otros acontecimientos, más festivos, en torno a celebraciones de gran tradición popular (Cabalgata de Reyes, Desfile de Carnaval…). Y en los últimos tiempos, otros desfiles en los que se reclama el “orgullo” de ser diferentes o, para hablar con propiedad, de reivindicar una sexualidad determinada…
¿Somos las Cofradías y Hermandades, cuando ocupamos las calles con nuestros pasos y procesiones, una más entre todas estas manifestaciones públicas? Quizás para el que vive de manera indiferente el hecho religioso (o, incluso negándolo y militando contra él), no seamos más que una “cabalgata” más; un circo montado para alardear o para cumplir una tradición, en su opinión, ya trasnochada y que no debe ocupar ni lugar ni espacio públicos.
En una sociedad que muchas veces reniega de sus raíces y valores más profundos, se nos quieren “asimilar” a otras realidades más o menos trascendentes, sin respetar el “hecho diferencial” de las Cofradías y Hermandades. En una sociedad en la que todo se convierte en desfile, pretenden asemejarnos a una suerte de “cabalgata” o “desfile de Carnaval”, en el que lleváramos una suerte de disfraz. 

Como dijera en el pregón de la Semana Santa de Sevilla en 2006 su insigne pregonero D. Ignacio Jiménez: “los cofrades somos los altavoces de la Palabra de Dios en un mundo que silencia su nombre, que lo evita en la escuela, que lo deforma con el relativismo de quien todo lo reduce a trivialidades y adocenamiento”.

Aquí es donde nosotros hemos de dar testimonio de que estos actos tienen una raíz profunda, que entronca directamente con nuestra fe. Rememoramos aquel tiempo en que Jesús de Nazaret y su Madre Santísima, como fiel discípula, recorrieron las calles, plazas y pueblos de Israel anunciando a todos la salvación y mostrando los signos de su Amor: curando ciegos, para que todos supiéramos mirar lo importante; devolviendo a los sordomudos la capacidad de oir y de hablar y, por tanto de escuchar la voz de Dios y proclamar su alabanza; devolviendo a los paralíticos la capacidad de tomar su vida y levantarse; expulsando los “demonios” (daemon: del griego: mal espíritu) del corazón de las personas, que les imposibilitaban vivir libres; resucitando muertos para invitarnos a todos a vivir plena y lúcidamente, no como muertos vivientes…

Nuestra identidad: quienes somos y a dónde vamos.
La Cofradía de “La Humildad”, de acuerdo con los “aromas” sevillanos que la inspiraron, desde el principio se planteó sacar los pasos a costaleros. En 1998, se formó la primera cuadrilla de costaleros del paso de Jesús de la Humildad. El paso era todavía pequeño, pero realizaron la procesión dieciséis costaleros sin ningún relevo. Al año siguiente, se constituyó la primera cuadrilla de costaleros del paso de Palio y fueron, en esta ocasión, veintinueve valientes los que realizaron la procesión del Domingo de Ramos en las mismas circunstancias.
En la actualidad, cien personas forman las dos cuadrillas de costaleros de los dos pasos. Son, en su mayoría, hermanos de número de la Cofradía; junto a ellos, otras personas se hermanan ensayando y sacando los pasos de "la Humildad".
La Sección de Tambores, la componían ese primer año una veintena de personas. En la actualidad cuenta con aproximadamente 70 miembros, con una media de edad bastante baja, y abre brillantemente detrás de la Cruz de Guía los desfiles procesionales de la Cofradía.

La Banda de Cornetas y Tambores “Jesús de la Humildad” se funda en 1997 para acompañar el paso de Cristo de la Cofradía. Al poco de iniciarse, ya se provee de las llamadas “Cornetas DO-RE” y de tambores de caja alta, a imagen y semejanza de las bandas actuales de Sevilla, cuyo modelo se ha extendido a Andalucía y otras ciudades de España (Bilbao, León, Cuenca, Ciudad Real, …).
Desde sus inicios acompaña al paso de Jesús, en un primer momento en un paso pequeño y desde el año 2003 en su actual Paso de Misterio. Durante el Quinario de Jesús de la Humildad realiza un concierto-salutación en el interior de la Iglesia delante de la Sagrada Imagen. Cuenta con un número aproximado de 45 miembros.

Amigos: La Semana Santa es, ante todo, la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. No podemos olvidar esta premisa, esta gran realidad. Se trata por tanto de una celebración religiosa que, a mi modo de ver, tiene dos vertientes que deberían ser inseparables: La celebración interior de este Misterio, que cada creyente ha de realizar según su grado de madurez espiritual y la celebración externa, en la que podemos ver una catequesis viva y plástica aunque sea desgarradora en sus imágenes. Y puesto que no me corresponde a mí, en absoluto, sondear en el interior de cada cual, es la segunda vertiente la que voy a tratar de expresar.

El engrandecimiento de nuestras Hermandades y Cofradías ha sido y sigue siendo notorio. Hemos adquirido imágenes nuevas o hemos restaurado las que había. El patrimonio individual se va enriqueciendo con la adquisición de nuevos tronos, símbolos y enseñas, bienes y enseres idóneos a tal fin, que han costado mucho sudor e incluso lágrimas, pero que nos hacen sentirnos felices y contentos porque, a fin de cuentas, también algo de nuestro ser se ha quedado prendido en esa causa tan noble y tan digna. Yo, desde aquí, quiero animar a cuantos aún no conocen este “mundillo” para que tengan la oportunidad de conocerlo desde dentro y así  puedan comprender mejor a qué me estoy refiriendo. A aquellos jóvenes que se plantean en estos momentos si formar parte o no de una Hermandad les diría que –si dan el paso- entrarán a ser parte activa de algo grande, que van a estar arropados más que por amigos por hermanos con unos mismos valores. Es, además, una oportunidad enorme para poder vivir la raíz más profunda de nuestra fe, para poner en práctica y experimentar el amor fraternal del que nos habló Jesucristo.

Y me atrevo a haceros un llamamiento a vosotros, jóvenes cofrades: Alejáos de las etiquetas, de las modas pasajeras, y en cambio, llevad a gala y con honra una religiosidad madura, serena y crítica. Yo soy muy optimista respecto a la juventud. No se puede generalizar, afirmando sin más que los jóvenes hayan roto con sus raíces cristianas. De hecho, en España y en otros muchos países se observa un renacer de la fe en muchos de ellos. Tenemos un ejemplo reciente en nuestra propia Cofradía, donde hace sólo dos días, profesaron cerca de treinta nuevos hermanos, muchos de ellos jóvenes.
Sois depositarios de una gran herencia. Aunque nuestra Cofradía tiene una historia reciente, los valores que transmite se remontan a los tiempos del Medioevo, en los que surge, desde las bases del pueblo llano, la necesidad de representar y vivir públicamente los misterios principales de la fe católica.
Pero, además, están depositados en vuestras manos el presente y el futuro de la Hermandad. Es vuestro momento. El momento de hacer oir vuestra voz, de hacer notar vuestra presencia, vuestras opiniones, vuestra manera nueva de comprender y vivir esos valores recibidos de vuestros predecesores.
A veces parecería que, dentro del mundo cofrade y de la propia Iglesia, hay un cierto miedo a las “novedades”, y la rigidez y el inmovilismo van exasperando y desilusionando a los que no se conforman con mantener lo que ya existe, sino que buscan caminos y presencias nuevas en su militar cristiano.

Y entre las nuevas intuiciones y deseos que aportáis, está la demanda de hacernos entender el orgullo de ser cristianos. Vuestro nombre “Ego Sum” es toda una declaración de intenciones. “Yo soy”, “Yo estoy”, “Yo soy y aquí estoy”.
Así puede y debe entenderse la respuesta del Señor a la pregunta de Caifás. Y es lo que cada uno de vosotros proclama con su propia voz, recordándonos a todos que hemos de ser cristianos (seguidores de Cristo) en todos los acontecimientos y circunstancias de la vida. Nos ayudáis a “sacudirnos” un grave complejo de cristianos, que tanto daño ha hecho a la Iglesia: Cristianos acomplejados, avergonzados, casi, de señalarse como tales en su trabajo, en su mundo de amistades, y callando ante tantas injusticias con ese silencio culpable y cobarde, el que calla y otorga…

Y, para que ese orgullo sea honesto y no llegue a convertirse en pecado, que no os falte nunca la virtud que corona y distingue a nuestro querido Titular: la humildad. Los hábitos, los uniformes, los trajes, los dorados de los enseres… nada tienen que ver con la pomposidad, la vanagloria o la ostentación lujosa, sino que están al servicio de la dignidad de los Actos que se llevan a cabo. Y por ello, necesitamos humildad verdadera, no fingida, no falsa modestia… La humildad del que se sabe un mero instrumento en manos de Dios para transformar el mundo como la levadura en la masa, con vocación de sencillez y pequeñez. Sólo desde esa actitud podremos, por fin, descubrir el rostro del Señor en el rostro de nuestros hermanos, los hombres.


Si no puedo ser fuego
déjame ser carbón
que, aunque sin mucha luz
de un poco de calor.
Dame humildad para comprender
cual es en mí tu voluntad.
Quiero, Señor, pedirte la fe necesaria
para comprender.

Pues sin ti no podré
llegar a los demás
ni en sus rostros veré
tu imagen viva y real.

Si no puedo ser día
hazme noche, Señor
y que a mi oscuridad
rasgue tus resplandor

Y que tu luz ilumine
mis zonas oscuras, transfórmame!
Rompe mis odres viejos
llenos de costuras, renuévame!
       
Pues sin ti no podré
llegar a los demás
ni en sus rostros veré
tu imagen viva y real.


Porque en eso, también, consiste la vida cofrade. Durante el año, la formación y las actividades concretas del día a día han de ir encaminadas a encontrar espacios para practicar la misericordia y la solidaridad con nuestros hermanos más necesitados. Dentro de la propia Cofradía disponemos de los cauces necesarios, pero también en nuestras parroquias y movimientos apostólicos podemos ser providencia para los pobres.
Ya lo sabemos: el amor a Dios pasa ineludiblemente por el amor a los hermanos. Por un amor preferencial por los más pobres y desfavorecidos, ante los que el Señor no pasó de largo, sino que compartió con ellos su suerte y su vida entera, liberándoles de los yugos que les hacían esclavos. Ese es el mensaje central que nos dejó Jesús en forma de mandato: “Pon a Dios en todo lo que haces y ama al prójimo como a ti mismo”, ese es el mandamiento principal y el resumen de toda la Ley de Dios.

Y, precisamente, por ser su mensaje tan breve (y tan difícil de cumplir, añado yo…) ya me está dando vergüenza hablar tanto. No va a ser el discípulo más importante que el Maestro. Y, desde luego, Él es la Palabra. Los demás sólo podemos reproducir torpemente lo que Él ya dijo de forma tan clara, como la auténtica voluntad de Dios.

Mi Pregón ha terminado. Ahora llega el momento de despedirme, de devolveros la voz a vosotros, verdaderos protagonistas de este acto. Pero antes, me vais a permitir que me despida de la Virgen María Santísima del Dulce Nombre, a quien, para respetar su voluntad y su deseo, no he querido dar más protagonismo en este pregón. Su presencia humilde (siempre en un discreto segundo plano, para no desviar nuestra atención del único Salvador y mediador nuestro) y su silencio meditativo nos enseñan a guardar la Palabra de Dios en nuestro corazón y vivirla en toda su inmensidad.
Y así, sin quererlo, sin buscarlo ni pretenderlo, Ella se convierte en ese cauce de salvación que contiene el río de Agua Viva. Por eso, quiero dedicarle mi última “coplilla” a la Madre del Señor, a la Madre de la Palabra:

Madre de la Palabra:
Qué lejano Nazaret,
pero qué cerca el recuerdo
de Jesús y los años vividos con Él… en Él.

En tu corazón simple,
generoso y sin doblez
escuchas, meditas, guardas
la Palabra de Dios hecha carne en tu ser.

Contigo llegó el Evangelio,
Contigo la paz y el amor
Tú nos desvelaste el misterio
de Aquel que tu vientre engendró.

Y ese sí sincero
te llevó al pie de la cruz
Y en medio de la tristeza
nos transmites la fuerza de tu Hijo Jesús, al pie de la cruz.

Madre de la Palabra
Virgen obediente y fiel
sólo así, a través de ti,
nuestros pasos irán dirigidos a Él… tras Él.

Contigo llegó el Evangelio, contigo la paz y el amor.


María Santísima del Dulce Nombre:
En la semana santa que discurre todos los días del año en las casas de hermandad un grupo de jóvenes siempre sale al encuentro. Vibran contigo y con tu queridísimo Hijo, sus Titulares, demostrando que la verdadera devoción va más allá de besar crucifijos, hacer profundas inclinaciones o suspirar con oraciones bisbiseadas en voz baja.
Por eso, te levantan a pulso y te llevan despacio, porque duermes y sueñas con un mañana cercano de esperanza…

Y a la voz del Capataz y con el golpe seco del llamador, la Virgen es levantada por el amor y la juventud ardorosa de sus costaleros. Un prolongado suspiro alivia el alma.

Costalero, ¿qué llevas encima?
Luna, estrellas, brillante lucero;
resplandor que la noche ilumina…

Soledad, desgarro, tormento…
Llora, llora la Madre del cielo,
llora y pena por el Hijo muerto.
Soledad que pasea las calles
sobre el dorso de sus costaleros.

Que su esfuerzo, Señora, les lleve
a encontrar la paz y el consuelo
y tu amor impregne su alma
con orgullo de ser…descansando en el suelo.Costalero.

Muchas gracias por vuestra paciencia, buenas noches y que viváis este tiempo cuaresmal y la Semana Santa con intensidad y, sobre todo, con amor y en paz.

¡¡ Ahí quedó...!!! [1]


Javier Sánchez Fernández
Consiliario de “La Humildad”


NOTAS BIOGRÁFICAS.-



Javier Sánchez Fernández. Nacido en Madrid (30/06/1966).
Sacerdote de la Archidiócesis de Zaragoza. Ordenado en Madrid (01/11/1995) por Mons. Antonio Algora Hernando.
Licenciado en Estudios Eclesiásticos y Máster en Bioética por la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense.
Actualmente, ejerce su ministerio como:
-        Vicario parroquial en la Parroquia de San Pío X
-        Capellán de las Madres Concepcionistas del Barrio de Sta. Isabel
-        Consiliario Diocesano de Hermandades del Trabajo
-        Consiliario de la Hermandad de Jesús de la Humildad.
-         
Con anterioridad, ha desarrollado una amplia labor ministerial en el ámbito hospitalario, como capellán del Hospital Clínico (2001-2007) y del Royo Villanova (2007-2011).


[1] Voz dada por el Capataz previamente a un toque de llamador, para indicar a los costaleros que se paren, y dejen el Paso 

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