Reproducimos el texto del 1º Pregón de la Juventud, organizado por el Grupo Joven "Ego Sum" de la Hermandad de Jesús de la Humildad y Ntra. Sra. del Dulce Nombre, que fué pronunciado por su Consiliario Javier Sánchez Fernandez, el 21 de Febrero de 2010.-
Ier PREGÓN DE LA JUVENTUD DE LA COFRADÍA DE LA HUMILDAD
En la Clausura del Solemne Quinario en honor de
“Nuestro Señor Jesús de la Humildad”. Zaragoza, 21 de febrero de 2010
Querido Hermano Mayor, Luis Pellicer.
Queridos miembros de la Junta de Gobierno.
Queridos hermanos y hermanas cofrades.
Queridísimos integrantes del grupo joven “Ego Sum”.
Estimados representantes de la juventud cofrade
zaragozana que hoy nos acompañáis:
MUCHA PAZ Y TODO BIEN!
El Grupo Joven “Ego Sum”,
entre sus actividades y proyectos para este curso cofrade, ha organizado este importante
acto, como pórtico del Tiempo Litúrgico de la Cuaresma y preludio de la que es,
sin duda, la Semana “Grande” de nuestra fe.
Acto importante no por la altura del pregonero (un
simple cura no muy ortodoxo en sus formas) ni por la hondura de su prosa.
Importante por toda la ilusión, la voluntad y el
esfuerzo que vosotros habéis puesto en ser “punta
de lanza” y sacar adelante un acto del que no hay tradición en nuestra
ciudad y con el que queréis animar a otros jóvenes cofrades a realizar en años
venideros, enriqueciendo así el acervo cultural y religioso de la Semana Santa
zaragozana.
El Pregón no es una simple declaración de intenciones
como hermandad, sino un acto en el que se alude a la propia vida de hermandad
de nuestra cofradía, a la juventud que forma parte de ella. Por supuesto, alude
también a nuestros Titulares, y como no, a la “semana de pasión” que se nos
acerca.
No imagináis el inmenso honor y la gran responsabilidad
que han supuesto para mí el haber sido designado por vosotros como primer
pregonero.
Esto de “romper el hielo”, si se me permite la
expresión, espero que sirva para darle un toque de familiaridad, de
recogimiento e intimidad a este acto. Pienso que cada pregonero debe dar su
“toque” personal al Pregón y, ojalá, en años venideros, podamos disfrutar de lo
que cada uno de ellos aporte a nuestra reflexión cristiana y cofrade, contando
con la presencia de pregoneros más insignes, por su trayectoria y vivencia
cofrade y una prosa mucha más rica, de las que yo –sinceramente- carezco.
Habéis querido que este pregón sea el broche final del
Solemne Quinario en honor a nuestra imagen titular de Nuestro Señor Jesús de la
Humildad y realizarlo en este marco tan
familiar: nuestra sede canónica, el convento de las Madres Agustinas, a las que
tanto debemos por acogernos aquí y facilitar la cercanía de nuestras imágenes
Titulares al culto de sus devotos. Aprovecho la ocasión para agradecer a la
Madre Abadesa y resto de Hermanas, su disponibilidad y generosidad para atender
las muchas demandas que, desde la Cofradía, son atendidas con solicitud y
entrega.
El incienso, las saetas, la música y la inimitable luz
de las velas adornan este acto con la solemnidad que merece.
En mi opinión, el Pregón es la expresión del sentimiento y la vivencia de la fe desde el punto de vista del Pregonero, que por eso mismo se convierte, sin pretenderlo, en portavoz de su propia conciencia y de su particular vivencia.
Y en este sentido, me vais a permitir que, en mi
calidad de cantautor y de sacerdote, simultanee o intercale entre mis palabras,
las letras de algunas de mis canciones, que son también otra manera de expresar
mi fe, mi historia y mis sentimientos y vivencias
respecto a dos mundos que, por suerte, tengo la oportunidad de conocer y
vivir.
Me encomiendo –y os encomiendo a vosotros de manera muy
especial- a la intercesión de san Juan Evangelista, Patrón de la Juventud
Cofrade (vuestro Patrón), rogándole que mis palabras sean de provecho
espiritual para todos y no se queden en simples palabras vacías:
Palabras vacías, sólo son palabras vacías.
Palabras vacías
si no las hago vida cada día.
Palabras al viento, sólo son palabras al viento.
Palabras al viento
que se dicen y se olvidan al momento.
Palabras de vida, sólo son palabras de vida.
Palabras de vida
en un mundo de odios y mentiras.
Palabras de vida, sólo son palabras de vida.
Palabras de vida
si luchan por la paz y la justicia.
Palabras sencillas, sólo son palabras sencillas.
Palabras sencillas
que quieren ser palabras de vida.
……………………………………
Desde que soy capaz de recordar, la Semana Santa ha
sido para mí una historia de luces y de sombras; de alegría y tristeza; de olor
a azahar e incienso y con una luminosidad especial...
De madrugadas trémulas iluminadas por brillantes
estrellas y con un sutil airecillo nuevo y fresco, suficientes para despejar la
mente y prepararla para comprender, asimilar y, por supuesto, vivir los
misterios que en los días siguientes se iban a recordar y de los que, de una
forma u otra, íbamos a formar parte activa.
¿Y por qué os hablo de luces y sombras, de alegrías y
tristezas?
En la infancia y la juventud es muy difícil entender
la Pasión y Muerte de Nuestro Señor, así como su Resurrección. No se está
preparado, en esa etapa de la vida, para el sufrimiento, el dolor o la muerte. ¡Cuánto sufrimiento ver los pasos imponentes,
con sus crucificados sangrantes, los azotes y la coronación de espinas… ¡Y ver
a la Madre detrás, llorando…! Cuánto drama al no entender ni saber descifrar el
Misterio central de nuestra salvación.
Desde siempre me han impresionado las Hermandades de Penitencia.
Me sobrecoge contemplar a Cristo, con su larga melena y esa dignidad en su
porte, a pesar de los insultos, golpes y salivazos del populacho... Al salir del
templo todo se queda a oscuras y los murmullos de las conversaciones van
muriendo poco a poco. Los nazarenos que le acompañan rezan devotamente,
portando en sus manos los cirios que abren paso e iluminan el camino del Justo
injustamente condenado… mientras el paso anda, solemne, con el esfuerzo de los
costaleros, invisible a los ojos pero patente en la firmeza del roce de las
alpargatas sobre el duro adoquín. Se alternan, con las marchas procesionales de
la banda de cornetas y tambores, silencios llenos de recogimiento… y, de vez en
cuando y en momentos de sublime emoción, ese silencio se rompe con los vítores
y aplausos de aquellas personas que agradecen así el esfuerzo de todos y cada
uno de los componentes de la procesión.
La calle es, y ha sido siempre, testigo de muchas
expresiones públicas que reivindican una serie de derechos o idiosincrasias de
lo más variopinto: manifestaciones contra algo o a favor de algo; Otros
acontecimientos, más festivos, en torno a celebraciones de gran tradición
popular (Cabalgata de Reyes, Desfile de Carnaval…). Y en los últimos tiempos,
otros desfiles en los que se reclama el “orgullo” de ser diferentes o, para
hablar con propiedad, de reivindicar una sexualidad determinada…
¿Somos las Cofradías y Hermandades, cuando ocupamos
las calles con nuestros pasos y procesiones, una más entre todas estas
manifestaciones públicas? Quizás para el que vive de manera indiferente el
hecho religioso (o, incluso negándolo y militando contra él), no seamos más que
una “cabalgata” más; un circo montado para alardear o para cumplir una
tradición, en su opinión, ya trasnochada y que no debe ocupar ni lugar ni
espacio públicos.
En una sociedad que muchas veces reniega de sus raíces
y valores más profundos, se nos quieren “asimilar” a otras realidades más o
menos trascendentes, sin respetar el “hecho diferencial” de las Cofradías y
Hermandades. En una sociedad en la que todo se convierte en desfile, pretenden
asemejarnos a una suerte de “cabalgata” o “desfile de Carnaval”, en el que
lleváramos una suerte de disfraz.
Como dijera en el pregón de la Semana
Santa de Sevilla en 2006 su insigne pregonero D. Ignacio Jiménez: “los cofrades somos los altavoces de la
Palabra de Dios en un mundo que silencia su nombre, que lo evita en la escuela,
que lo deforma con el relativismo de quien todo lo reduce a trivialidades y
adocenamiento”.
Aquí es donde nosotros hemos de dar testimonio de que
estos actos tienen una raíz profunda, que entronca directamente con nuestra fe.
Rememoramos aquel tiempo en que Jesús de Nazaret y su Madre Santísima, como
fiel discípula, recorrieron las calles, plazas y pueblos de Israel anunciando a
todos la salvación y mostrando los signos de su Amor: curando ciegos, para que
todos supiéramos mirar lo importante; devolviendo a los sordomudos la capacidad
de oir y de hablar y, por tanto de escuchar la voz de Dios y proclamar su
alabanza; devolviendo a los paralíticos la capacidad de tomar su vida y
levantarse; expulsando los “demonios” (daemon:
del griego: mal espíritu) del corazón de las personas, que les imposibilitaban
vivir libres; resucitando muertos para invitarnos a todos a vivir plena y
lúcidamente, no como muertos vivientes…
Nuestra
identidad: quienes somos y a dónde vamos.
La Cofradía de “La Humildad”, de acuerdo con los
“aromas” sevillanos que la inspiraron, desde el principio se planteó sacar los
pasos a costaleros. En 1998, se formó la primera cuadrilla de costaleros del
paso de Jesús de la Humildad. El paso era todavía pequeño, pero realizaron la
procesión dieciséis costaleros sin ningún relevo. Al año siguiente, se
constituyó la primera cuadrilla de costaleros del paso de Palio y fueron, en
esta ocasión, veintinueve valientes los que realizaron la procesión del Domingo
de Ramos en las mismas circunstancias.
En la actualidad, cien personas forman las dos
cuadrillas de costaleros de los dos pasos. Son, en su mayoría, hermanos de
número de la Cofradía; junto a ellos, otras personas se hermanan ensayando y
sacando los pasos de "la Humildad".
La Sección de Tambores, la componían ese primer año
una veintena de personas. En la actualidad cuenta con aproximadamente 70
miembros, con una media de edad bastante baja, y abre brillantemente detrás de
la Cruz de Guía los desfiles procesionales de la Cofradía.
La Banda de Cornetas y Tambores “Jesús de la Humildad”
se funda en 1997 para acompañar el paso de Cristo de la Cofradía. Al poco de
iniciarse, ya se provee de las llamadas “Cornetas DO-RE” y de tambores de caja
alta, a imagen y semejanza de las bandas actuales de Sevilla, cuyo modelo se ha
extendido a Andalucía y otras ciudades de España (Bilbao, León, Cuenca, Ciudad
Real, …).
Desde sus inicios acompaña al paso de Jesús, en un
primer momento en un paso pequeño y desde el año 2003 en su actual Paso de
Misterio. Durante el Quinario de Jesús de la Humildad realiza un
concierto-salutación en el interior de la Iglesia delante de la Sagrada Imagen.
Cuenta con un número aproximado de 45 miembros.
Amigos: La Semana Santa es, ante todo, la celebración
de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. No podemos
olvidar esta premisa, esta gran realidad. Se trata por tanto de una celebración
religiosa que, a mi modo de ver, tiene dos vertientes que deberían ser
inseparables: La celebración interior de este Misterio, que cada creyente ha de
realizar según su grado de madurez espiritual y la celebración externa, en la
que podemos ver una catequesis viva y plástica aunque sea desgarradora en sus
imágenes. Y puesto que no me corresponde a mí, en absoluto, sondear en el
interior de cada cual, es la segunda vertiente la que voy a tratar de expresar.
El engrandecimiento de nuestras Hermandades y
Cofradías ha sido y sigue siendo notorio. Hemos adquirido imágenes nuevas o
hemos restaurado las que había. El patrimonio individual se va enriqueciendo
con la adquisición de nuevos tronos, símbolos y enseñas, bienes y enseres
idóneos a tal fin, que han costado mucho sudor e incluso lágrimas, pero que nos
hacen sentirnos felices y contentos porque, a fin de cuentas, también algo de
nuestro ser se ha quedado prendido en esa causa tan noble y tan digna. Yo,
desde aquí, quiero animar a cuantos aún no conocen este “mundillo” para que tengan la oportunidad de conocerlo desde dentro
y así puedan comprender mejor a qué me estoy refiriendo. A aquellos
jóvenes que se plantean en estos momentos si formar parte o no de una Hermandad
les diría que –si dan el paso- entrarán a ser parte activa de algo grande, que
van a estar arropados más que por amigos por hermanos con unos mismos valores.
Es, además, una oportunidad enorme para poder vivir la raíz más profunda de
nuestra fe, para poner en práctica y experimentar el amor fraternal del que nos
habló Jesucristo.
Y me atrevo a haceros un llamamiento a vosotros, jóvenes
cofrades: Alejáos de las etiquetas, de las modas pasajeras, y en cambio, llevad
a gala y con honra una religiosidad madura, serena y crítica. Yo soy muy optimista
respecto a la juventud. No se puede generalizar, afirmando sin más que los
jóvenes hayan roto con sus raíces cristianas. De hecho, en España y en otros
muchos países se observa un renacer de la fe en muchos de ellos. Tenemos un
ejemplo reciente en nuestra propia Cofradía, donde hace sólo dos días,
profesaron cerca de treinta nuevos hermanos, muchos de ellos jóvenes.
Sois depositarios de una gran herencia. Aunque nuestra
Cofradía tiene una historia reciente, los valores que transmite se remontan a
los tiempos del Medioevo, en los que surge, desde las bases del pueblo llano,
la necesidad de representar y vivir públicamente los misterios principales de
la fe católica.
Pero, además, están depositados en vuestras manos el
presente y el futuro de la Hermandad. Es vuestro momento. El momento de hacer
oir vuestra voz, de hacer notar vuestra presencia, vuestras opiniones, vuestra
manera nueva de comprender y vivir esos valores recibidos de vuestros
predecesores.
A veces parecería que, dentro del mundo cofrade y de
la propia Iglesia, hay un cierto miedo a las “novedades”, y la rigidez y el
inmovilismo van exasperando y desilusionando a los que no se conforman con
mantener lo que ya existe, sino que buscan caminos y presencias nuevas en su
militar cristiano.
Y entre las nuevas intuiciones y deseos que aportáis,
está la demanda de hacernos entender el orgullo de ser cristianos. Vuestro
nombre “Ego Sum” es toda una declaración de intenciones. “Yo soy”, “Yo estoy”, “Yo soy y aquí
estoy”.
Así puede y debe entenderse la respuesta del Señor a
la pregunta de Caifás. Y es lo que cada uno de vosotros proclama con su propia
voz, recordándonos a todos que hemos de ser cristianos (seguidores de Cristo)
en todos los acontecimientos y circunstancias de la vida. Nos ayudáis a
“sacudirnos” un grave complejo de cristianos, que tanto daño ha hecho a la
Iglesia: Cristianos acomplejados, avergonzados, casi, de señalarse como tales
en su trabajo, en su mundo de amistades, y callando ante tantas injusticias con
ese silencio culpable y cobarde, el que calla y otorga…
Y, para que ese orgullo sea honesto y no llegue a
convertirse en pecado, que no os falte nunca la virtud que corona y distingue a
nuestro querido Titular: la humildad. Los hábitos, los uniformes, los trajes,
los dorados de los enseres… nada tienen que ver con la pomposidad, la
vanagloria o la ostentación lujosa, sino que están al servicio de la dignidad
de los Actos que se llevan a cabo. Y por ello, necesitamos humildad verdadera,
no fingida, no falsa modestia… La humildad del que se sabe un mero instrumento
en manos de Dios para transformar el mundo como la levadura en la masa, con
vocación de sencillez y pequeñez. Sólo desde esa actitud podremos, por fin, descubrir
el rostro del Señor en el rostro de nuestros hermanos, los hombres.
Si no puedo ser fuego
déjame ser carbón
que, aunque sin mucha luz
de un poco de calor.
Dame humildad para comprender
cual es en mí tu voluntad.
Quiero, Señor, pedirte la fe necesaria
para comprender.
Pues sin ti no podré
llegar a los demás
ni en sus rostros veré
tu imagen viva y real.
Si no puedo ser día
hazme noche, Señor
y que a mi oscuridad
rasgue tus resplandor
Y que tu luz ilumine
mis zonas oscuras, transfórmame!
Rompe mis odres viejos
llenos de costuras, renuévame!
Pues sin ti no podré
llegar a los demás
ni en sus rostros veré
tu imagen viva y real.
Porque en eso, también, consiste la vida cofrade.
Durante el año, la formación y las actividades concretas del día a día han de
ir encaminadas a encontrar espacios para practicar la misericordia y la
solidaridad con nuestros hermanos más necesitados. Dentro de la propia Cofradía
disponemos de los cauces necesarios, pero también en nuestras parroquias y
movimientos apostólicos podemos ser providencia para los pobres.
Ya lo sabemos: el amor a Dios pasa ineludiblemente por
el amor a los hermanos. Por un amor preferencial por los más pobres y
desfavorecidos, ante los que el Señor no pasó de largo, sino que compartió con
ellos su suerte y su vida entera, liberándoles de los yugos que les hacían
esclavos. Ese es el mensaje central que nos dejó Jesús en forma de mandato: “Pon a Dios en todo lo que haces y ama al
prójimo como a ti mismo”, ese es el mandamiento principal y el resumen de toda
la Ley de Dios.
Y, precisamente, por ser su mensaje tan breve (y tan
difícil de cumplir, añado yo…) ya me está dando vergüenza hablar tanto. No va a
ser el discípulo más importante que el Maestro. Y, desde luego, Él es la
Palabra. Los demás sólo podemos reproducir torpemente lo que Él ya dijo de
forma tan clara, como la auténtica voluntad de Dios.
Mi Pregón ha terminado. Ahora llega el momento de
despedirme, de devolveros la voz a vosotros, verdaderos protagonistas de este
acto. Pero antes, me vais a permitir que me despida de la Virgen María
Santísima del Dulce Nombre, a quien, para respetar su voluntad y su deseo, no
he querido dar más protagonismo en este pregón. Su presencia humilde (siempre
en un discreto segundo plano, para no desviar nuestra atención del único
Salvador y mediador nuestro) y su silencio meditativo nos enseñan a guardar la
Palabra de Dios en nuestro corazón y vivirla en toda su inmensidad.
Y así, sin quererlo, sin buscarlo ni pretenderlo, Ella
se convierte en ese cauce de salvación que contiene el río de Agua Viva. Por
eso, quiero dedicarle mi última “coplilla” a la Madre del Señor, a la Madre de
la Palabra:
Madre de la Palabra:
Qué lejano Nazaret,
pero qué cerca el recuerdo
de Jesús y los años vividos con Él… en Él.
En tu corazón simple,
generoso y sin doblez
escuchas, meditas, guardas
la Palabra de Dios hecha carne en tu ser.
Contigo llegó el Evangelio,
Contigo la paz y el amor
Tú nos desvelaste el misterio
de Aquel que tu vientre engendró.
Y ese sí sincero
te llevó al pie de la cruz
Y en medio de la tristeza
nos transmites la fuerza de tu Hijo Jesús, al pie de
la cruz.
Madre de la Palabra
Virgen obediente y fiel
sólo así, a través de ti,
nuestros pasos irán dirigidos a Él… tras Él.
Contigo llegó el Evangelio, contigo la paz y el amor.
María Santísima del Dulce Nombre:
En la semana santa que discurre todos los
días del año en las casas de hermandad un grupo de jóvenes siempre sale al
encuentro. Vibran contigo y con tu queridísimo Hijo, sus Titulares, demostrando
que la verdadera devoción va más allá de besar crucifijos, hacer profundas
inclinaciones o suspirar con oraciones bisbiseadas en voz baja.
Por eso, te levantan a pulso y te llevan
despacio, porque duermes y sueñas con un mañana cercano de esperanza…
Y a la voz del Capataz y con el golpe seco del
llamador, la Virgen es levantada por el amor y la juventud ardorosa de sus
costaleros. Un prolongado suspiro alivia el alma.
Costalero, ¿qué llevas encima?
Luna, estrellas, brillante lucero;
resplandor que la noche ilumina…
Soledad, desgarro, tormento…
Llora, llora la Madre del cielo,
llora y pena por el Hijo muerto.
Soledad que pasea las calles
sobre el dorso de sus costaleros.
Que su esfuerzo, Señora, les lleve
a encontrar la paz y el consuelo
y tu amor impregne su alma
con orgullo de ser…descansando en el suelo.Costalero.
Muchas gracias por vuestra paciencia,
buenas noches y que viváis este tiempo cuaresmal y la Semana Santa con
intensidad y, sobre todo, con amor y en paz.
¡¡ Ahí quedó...!!! [1]
Javier Sánchez Fernández
Consiliario de “La Humildad”
NOTAS BIOGRÁFICAS.-
Javier Sánchez Fernández. Nacido en Madrid (30/06/1966).
Sacerdote de la Archidiócesis de Zaragoza. Ordenado en Madrid (01/11/1995) por Mons. Antonio Algora Hernando.
Licenciado en Estudios Eclesiásticos y Máster en Bioética por la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense.
Actualmente, ejerce su ministerio como:
- Vicario parroquial en la Parroquia de San Pío X
- Capellán de las Madres Concepcionistas del Barrio de Sta. Isabel
- Consiliario Diocesano de Hermandades del Trabajo
- Consiliario de la Hermandad de Jesús de la Humildad.
-
Con anterioridad, ha desarrollado una amplia labor ministerial en el ámbito hospitalario, como capellán del Hospital Clínico (2001-2007) y del Royo Villanova (2007-2011).
[1] Voz dada por el Capataz previamente a un toque de
llamador, para indicar a los costaleros que se paren, y dejen el Paso
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