Pese a la incomodidad que han supuesto y supondrán las "tan odiadas obras del tranvía", hay que reconocer que gracias a ellas estamos teniendo ocasión de ver nuevos escenarios para algunas procesiones, que en otros años pasados no habían asomado a estos lares.
Las calles estrechas y jalonadas en sus edificios por ladrillo y arcos de todo estilo vieron pasar las procesiones y fueron espectadoras de excepción de las apreturas que el público sufría y de los apuros de los fotógrafos para hacer "esa foto" buscada.
Hoy martes, también tenemos un "menú procesional" muy apetitoso, eso sí, si la lluvia nos respeta, pero de eso ya hablaremos mañana...
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