Tarde noche de incienso, velas y oración.-

Ayer tarde a las 21:00 con una especial puntualidad dió comienzo en la Real Capilla de Santa Isabel el Vía Crucis del Cristo de la Tercera Palabra, que organiza desde hace un par de años la Cofradía de las Siete Palabras.

Antes de su inicio, ya se respiraba paz dentro de la Capilla, la luz tenue, el olor a incienso y la música invitaban a meditar con uno mismo y con ese Cristo que descansaba, clavado en su Cruz y presidiendo la escena.

Otros años hemos asistido a este Vía Crucis como espectador, desde fuera de sus filas, plasmando con nuestra cámara los momentos, a nuestro juicio más interesantes y ya sabíamos de su atractivo, pero este año ha sido distinto.  Gracias a la amabilidad de la Junta de Gobierno de la Cofradía y de su Hermano Mayor a la cabeza, al invitar a participar en este Vía Crucis a las Asociaciones relacionadas con la Semana Santa, este año hemos tenido la posibilidad de ser parte de este Vía Crucis y de sentir desde dentro del mismo esas sensaciones, ese estremecer al subir al estrado y leer esa meditación en la Estación que nos había correspondido, ese recogimiento durante todo el desarrollo del Vía Crucis y sobre todo al atravesar en procesión las naves de la Capilla para salir a la plaza, esa emoción, al oír los diferentes toques del piquete de la Cofradía o al ver alrededor de la plaza la gran cantidad de gentes congregadas para seguir este momento de oración.

Totalmente diferente el seguir el Vía Crucis desde fuera que desde dentro, la sensación sentida es casi imposible describirla, una sensación que nos resistíamos a que se terminara, pero todo...hasta lo más hermoso tiene un principio y un final y este final llegó cuando finalizada la oración seguimos en procesión hasta la sacristía de la Capilla y allí ya nos recibió el Hermano Mayor para agradecernos nuestra colaboración y entregarnos un precioso recuerdo, que ocupará un lugar privilegiado en nuestra vitrina y que cada vez que lo contemplemos nos recordará este momento tan maravilloso que nos dieron ocasión de vivir.