Viernes Santo lleno de emociones.-

Pasó el Viernes Santo, día grande de la Semana Santa, tan esperado y tan corto.  Un día en el que parece que las horas pasan más deprisa, que el día tiene menos horas, las horas menos minutos...un día en el que cuando te das cuenta, la carroza de la Cama ya está entrando de vuelta en San Cayetano, un día que es preludio del final de la Semana Santa...

Ayer, fue un Viernes Santo cargado de emociones, que nos presentó una mañana en la que la lluvia y el granizo descargaba sobre Zaragoza y que a la querida Cofradía de La Lllegada al Calvario sorprendió por la Avenida de Madrid y que le obligó a refugiarse en la Iglesia del Portillo.   Lluvia y granizo que también obligo a volver sobre sus pasos a la Cofradía de las Siete Palabras, que recien aparecida por la puerta de San Cayetano, decidió retroceder y esperar un poco a que pasase el temporal, para que al rato, volver a salir a la calle, ya sin el peligro aparente del granizo y dirigirse, solo con su peana a la Basílica del Pilar para hacer su proclamación de las Siete Palabras.

Ya por la tarde, todo empezaba a aclararse y las nubes que por la mañana amenazaban lo peor, por la tarde empezaban a dar paso a los primeros rayos de sol, y a las cuatro de la tarde, en la reunión de Hermanos Mayores ya se daba paso a la posibilidad de realizarse en Santo Entierro con toda normalidad.   A las cinco de la tarde, se celebró el Capítulo de los Hermanos Receptores de la Hermandad de la Sangre de Cristo, en la que se decidió que a las 18:00 horas se celebrase el Santo Entierro, tal y como estaba previsto y así el Santo Entierro a las 18:00 horas daba comienzo con alguna novedad:  La carroza del Cristo de la Cama presidió el Santo Entierro desde un lado de la puerta de San Cayetano, mas tarde, saldrían a la calle los recuperados estandartes de la Religión y de las Virtudes (Fe, Esperanza y Caridad) y como plato fuerte el paso de la cena, al igual que en su día "Lázaro se levantó y anduvo..." , a la voz de su capataz se levantó sobre los costales de sus portadores y comenzó a caminar, un caminar lento y a la vez ligero para llegar a San Cayetano y demostrar a todos los incrédulos que es posible que los pasos anden y yo detrás de mi cámara, observé con "sana envidia" como esto se hizo realidad, permitiéndome la ocasión realizar la foto oficial de esa cuadrilla que hizo posible el "milagro" y viviendo en primera línea las emociones que entre esos costaleros se desbordaban al salir de sus trabajaderas.

Hoy sábado, también viviremos nuevas emociones, pero eso ya es cosa de otro día...