Describiremos levemente la peana, pues los demás detalles sobre su autoría ya los publicamos en su momento.
La peana, obra del Joaquín Sanz y José Trallero, de considerable altura, tallada en madera, es portada por dos varales (uno a cada lado del cuerpo de la peana) que tienen capacidad para 10 portadores en cada uno de ellos. En todo su contorno, están talladas en unas ventanas o cartelas las estaciones del Vía Crucis en material de alabastro, con iluminación desde el interior y en las esquinas hay cuatro figuras (una en cada una de ellas) que representan a cuatro cofrades, uno tocando el tambor, otro tocando el bombo, otro con una vela y el cuarto y último con un farol, estando de esta manera representados todos los cofrades de la Cofradía. Para su iluminación, lleva cuatro faroles de guardabrisa con cirios de color granate, uno en cada esquina y por lo menos hoy, el exorno floral lo componían iris de color morados. Ya en la parte superior es donde se instala la imagen de Cristo en su Primera Caída, obra del escultor Manuel Reina Infantes tendido sobre el suelo con el cuerpo ligeramente levantado y con la cabeza erguida y levantando la mirada hacia los que en aquel momento le miraban. Sobre su espalda descansa la Cruz que en su camino al Calvario portaba Jesús.
La imagen de Jesús es de talla toda ella, con vestimentas también talladas en un color blanquecino. Por el rostro de Jesús corren chorretones de sangre que hacen que la imagen tenga un dramatismo que nos transporta al momento que se representa. La imagen tallada en madera de cedro tiene un tamaño de unos 180 cm de longitud con un peso de 80 kilos.
Seguidamente presentamos una serie de fotografías realizadas antes de que la peana entrase en la Basílica y otras ya dentro, una vez acabado el acto, puesto que durante el acto no estaba permitido el realizar fotografías.
simplemente espectacular
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